Hay ocasiones en las que conoces a personas que son poco comunicativas o poco expresivas. Yo acostumbro a ser de las que jamás se calla nada, es más, en ocasiones he hablado más de la cuenta y he dicho algo que, aunque fuera cierto, no era muy bien recibido por el otro. La sinceridad es algo que en nuestra sociedad está muy mal pagado porque a veces duele. Y no queremos que nada nos destroce nuestra burbuja donde somos falsamente felices, indestructibles y sin sentimientos negativos.
Una vez leí una frase de Khalil Gibrán que decía que del mismo lugar de donde proceden nuestras lágrimas, tambien procede nuestra alegría. Así que no existe lo uno sin lo otro, digo yo que será por eso de compensar,no??
El caso es que hablaba con mi amiga Oráculo y me hacía una reflexión: la gente no se plantea lo duro que es decirle a alguien a quien quieres algo que sabes que va a dolerle, aunque lo hagas por su bien. Y es cierto. Yo sufro cuando digo algo que va a ser mal recibido por la persona que amo por lo crudo de la afirmación que estoy haciendo. Entonces pienso, ¿tiene más peso lo que digo que lo que muestro? ¿ Los millones de abrazos que le doy ? ¿ Los besos las caricias, las miradas cómplices, las risas...? ¿ Porque hieren a veces más las palabras que las armas ?